Se veía venir, en mi última colaboración exprese lo siguiente: “Cualquier cosa que le pase a los ministros o a las instalaciones de la scjn, ya sabemos de quién es la responsabilidad”. El pasado 18 de marzo, en la concentración-acarreo que realizó el presidente López Obrador con pretexto del Aniversario de la Expropiación Petrolera, un grupo de simpatizantes al grito de ¡Fuera Piña! quemó una figura de cartón con la imagen de la ministra Norma Piña, Presidenta de la scjn.
Este acto cercano a la barbarie y otros como amenazas de muerte en redes sociales e insultos a las puertas del edificio de la Suprema Corte no son casuales, han sido promovidas por AMLO desde hace varias semanas en las que constantemente ataca a la scjn y a su Presidenta porque le resulta incómodo la independencia de este Poder.
Recordemos cómo el Presidente se ha referido a la Ministra y ha declarado que: “Apenas llegó la nueva Presidenta y se desata una ola de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”. “Antes, cuando estaba Arturo Zaldívar, había un poquito más de vigilancia sobre los jueces”. “Ese organismo es un florero, está de adorno”. O en una conferencia mañanera llegó a señalar que Norma Piña estaba a la cabeza del máximo tribunal del país gracias a él.
Después del lamentable hecho, vinieron expresiones de rechazo por parte de integrantes del gobierno y de su círculo cercano, pero por la forma de hacerlo de poco sirven. Su esposa, Beatriz Gutiérrez, si bien repudió el acto, aprovechó el espacio para hacerse la víctima, la senadora Olga Sánchez no puso reparo en expresar que la Presidenta de la scjn fue su empleada y el propio López Obrador minimizó lo sucedido diciendo que fue un grupo minoritario y «no hay que darles motivos a los conservadores, porque ya ven cómo son”. O sea, no pierde oportunidad para dividir y echarle leña a la hoguera.
Convendría recordarle a López que los mexicanos construimos, después de un proceso largo y violento, un sistema de Gobierno Republicano. Y que una República es un Estado en donde el país se muestra como un asunto público, es decir, que no se considera de propiedad particular. Desde Aristóteles, una República presupone la división de poderes y sus recíprocos controles, así el poder del Estado se distribuye en tres órganos distintos: el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. A través de esta división se evita que el poder se concentre en un solo órgano. Sabemos que a López no le gustan los contrapesos, las instituciones ni la Ley, pero es el sistema en el que llego a ser Titular del Ejecutivo. Vivir en una República presupone un sistema político fundamentado en el imperio de la Ley (la predominancia de la Constitución) y la igualdad ante la Ley (Estado de Derecho). Si bien nuestro sistema no es perfecto, sí es el producto de nuestras luchas históricas con el que hemos logrado paz y estabilidad, AMLO no tiene derecho a destruirlo.
Como muchas otras instituciones, la scjn ha transitado por diversos momentos históricos que le han permitido, de forma gradual, ser un órgano sólido que realmente se encuentre en condiciones de independencia para llevar a cabo su importante función de equilibrio con los demás poderes. Su primer antecedente se remonta al contexto de la Guerra de Independencia en 1814, cuando Morelos expidió el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, creando así el Supremo Tribunal de Justicia.
Después de la Independencia, la scjn ha pasado por diferentes momentos ligados a la historia nacional. Algunos en los que los Ministros eran electos por las legislaturas estatales, años sin tribunales de Circuito, etapas donde los miembros de la Corte fueron electos popularmente, décadas de funcionamiento irregular debido a la inestabilidad política e intervenciones francesas. Porfirio Díaz nombraba y quitaba ministros a su antojo para lograr sus objetivos y mantenerse en el poder. La independencia de la scjn no existió durante casi todo el siglo xx, ya que sus miembros eran propuestos por el Presidente en turno y ratificados por el Senado, en un país de partido único, las propuestas presidenciales eran automáticamente aceptadas y los Ministros obedecían las directrices del partido de estado.
Fue hasta la Reforma de 1994, cuando se le doto de condiciones de auténtica independencia y se le invistió de facultades propias de un Tribunal Constitucional, el tiempo de encargo de los ministros también se vio modificado, pues de ser vitalicio se determinó que no podían durar más de 15 años con tal nombramiento, dándose cada caso en diferentes momentos, impidiendo que un gobierno nombrara a la totalidad de ellos. A partir del 2000, la alternancia en el gobierno ha impedido que un solo partido disponga de los nombramientos en la scjn.
La scjn ha llegado a su madurez a partir de duras experiencias y el esfuerzo de generaciones de mexicanos que han luchado porque México viva en una autentica República, donde el equilibrio de poderes permita un Estado de Derecho que propicie la paz, justicia y desarrollo. Su destrucción o debilitamiento solo ocasionará la involución al autoritarismo. Por el bien de México, respeto a la scjn.
Presidente de la Academia Mexicana de Educación