El mundo está envuelto en conflictos armados que causan dolor y sufrimiento a muchas personas. La semana pasada fuimos sorprendidos con el ataque terrorista de Hamás a Israel en el que fallecieron centenas de personas y decenas fueron secuestradas.
Como era de esperarse, la respuesta de Israel ha sido muy cruda y vemos como día con día el conflicto escala con la suma de nuevos actores. Esta guerra es la que más atención tiene por parte de los medios, pero no es la única. Actualmente, existen más enfrentamientos armados en diferentes países, por ejemplo:
A) La guerra de Rusia con Ucrania. Esta conflagración inició hace más de un año, tuvo como punto de partida el reclamo de Rusia a la península de Crimea, la división religiosa y cultural ucraniana, y el temor de que Ucrania ingrese a la OTAN.
B) Disputa entre Armenia y Azerbaiyán. Originada por un diferendo de límites territoriales. Ha tomado tintes dramáticos, ya que Armenia ha acusado a Azerbaiyán de realizar una limpieza étnica al obligar a miles de armenios a desplazarse. El caso ya se encuentra en la Corte Internacional de Justicia.
C) Guerra en Siria. Conflicto que ha causado una de las más dolorosas crisis humanitarias, provocando el desplazamiento de millones de personas tanto al interior como fuera del país.
D) La guerra civil en Yemen. Con más de 7 años de combates ha provocado cerca de 400 000 fallecimientos. La falta de acceso a alimentos y servicios de salud ocasionó una grave inseguridad alimentaria y una crisis de salud pública.
E) Afganistán ha permanecido en un estado de guerra durante décadas. Estados Unidos abandonó en 2021 la intervención que ejercía y los talibanes llegaron al poder, sin embargo, el país ha visto acentuadas sus calamidades, particularmente las mujeres que han perdido todos sus derechos.
F) Existen otros conflictos en distintas partes del mundo, como en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo.
Como vemos, son varias las guerras actuales, sin contar las fronteras en tensión permanente como la de las dos Coreas o la de Pakistán e India. Parece ser que la humanidad siempre está en pugna, que su estado natural es un mundo dividido por el odio y la violencia, donde la paz es solo una ilusión de inocencia y la guerra se erige como una sombra peligrosa.
Sin embargo, en este mundo adicto a la guerra, existe un país donde la inocencia se da permiso y se plantea la felicidad como derecho social en su Constitución. Se trata de Bután, un reino situado a las faldas del Himalaya entre la India y China. Es un país budista sacado de un cuento, donde todo es bonito. Sus paisajes son únicos, compuestos por montañas, ríos de aguas cristalinas, casas con una arquitectura tradicional armónica con el entorno, gente que porta sus trajes típicos (mismos que usaban hace 300 años). No hay contaminación visual de grandes espectaculares, es el último país al que llegó la TV y el internet, lo que los mantiene poco influenciados por estos medios. El 75 % de su territorio es reserva natural protegida, lo que le permite ser el único país del mundo con huella de carbono negativa.
He tenido la fortuna de estar dos veces en este maravilloso país. La última vez fue hace dos semanas y en 2016 pude participar en un Seminario Internacional enfocado al estudio del programa de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) que realiza Bután.
La FNB de Bután es un enfoque único que busca medir y promover el bienestar y la felicidad de su población, en lugar de centrarse únicamente en el crecimiento económico. Una de las características del programa de la FNB es su enfoque holístico, basado en 4 pilares esenciales para el bienestar humano: el desarrollo socioeconómico sostenible, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medio ambiente y una buena gobernanza, considerados interdependientes y se busca lograr un equilibrio entre ellos para alcanzar una mayor felicidad general.
Su medición se realiza a través de un índice compuesto por 9 dominios que abarcan diferentes aspectos de la vida de las personas, los cuales incluyen el bienestar psicológico, la salud, la educación, la cultura, el uso del tiempo, la vitalidad comunitaria, la gobernanza, el nivel de vida y el equilibrio ecológico. Se recopilan datos a través de encuestas a la población y se analizan para obtener una imagen completa del estado de felicidad en el país.
Si bien la FNB resulta una medición con altos grados de subjetividad y, desde el punto de vista pragmático, imposible de sostener en un mundo donde la globalización exige competitividad y resultados reflejados en dinero, los esfuerzos de Bután resultan encomiables porque le regresan al ser humano su dignidad y la posibilidad de pensar que el desarrollo va más allá de lo material, que existen otras dimensiones humanas como el amor, la compasión y la conexión con la naturaleza que están por encima de lo material.
Para muchos, lo que hace Bután es una utopía que no perdurará. Fuera de apasionamientos, también creo que es complicado, pero cuando vemos este mundo tan lleno de odio, donde las ambiciones materiales ocasionan tanta guerra, destrucción, dolor y sufrimiento, volteo a Bután expresando mi agradecimiento de que hoy en día exista una sociedad que nos dice que es posible armonizar las necesidades materiales con las espirituales y que para eso no se necesita la guerra.
Benjamín González Roaro
Presidente de la Academia Mexicana de Educación