En México, efectivamente ha ocurrido una Cuarta Transformación que a diferencia de los movimientos con los que pretende equipararse históricamente, ésta ha sido una involución social. En efecto, el movimiento de independencia nos dio una nueva Nación que a partir de la firma del acta de Independencia, a iniciativa de Agustín de Iturbide, se llama México. Por su parte, la Reforma que abarcó de 1855 a 1876 se caracterizó por una serie de cambios políticos, sociales y económicos significativos que nos dejó una República como forma de gobierno y un estado laico y liberal que promovió la propiedad privada. La Revolución Mexicana dejó la Constitución de 1917 con sus ideales democráticos, el fomento de una identidad nacional, derechos laborales, reforma agraria y educación laica y gratuita.
Lo vivido entre 2018 y 2024, autobautizado por sus promotores como la 4T, es un golpe de Estado Institucional en el que se han utilizado a las propias instituciones para destruirlas y construir un régimen tiránico en el que el Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial recaen en un reducido grupo de personas. Sin lugar a duda, al paso de los meses se irá sintiendo aún más la perdida en la calidad de vida, la degradación de la unidad nacional, los derechos humanos y democráticos, y el deterioro de la economía del país.
A partir del 2 de junio, el avasallamiento contra las instituciones adquirió una dimensión trágica: vivimos una elección de Estado por la cantidad de violaciones cometidas en el proceso y el exceso de recursos utilizados; se construyó con apoyo del ine y del trife una mayoría espuria para Morena y aliados; y se utilizaron tácticas gansteriles para aprobar, en contra de la opinión de expertos nacionales e internacionales, una reforma que destruye el Poder Judicial y, por ende, a la República y la Democracia.
En contra del sentido común, que harían suponer que la Presidenta electa tomaría distancia de estos cambios porque van a afectar seriamente su gestión, la vemos felicitando a legisladores y aplaudiendo los cambios lesivos a la Constitución. Ante tal panorama, los ciudadanos voltean hacia la oposición y observan que no existe. MC secuestrado por un líder que tiene deudas inconfesables con el régimen, el PRI enfrascado en un litigio para evitar un cacicazgo interno, el PAN entrando a un proceso de renovación de su dirigencia, donde el grupo que ha ocasionado sus más grandes derrotas pretende imponer a otro de los suyos y el PRD que simplemente no existe.
Los mexicanos deberán recordar la historia y aprender de movimientos de resistencia que han surgido en diferentes épocas y circunstancias para oponerse a actos de injusticia desde el Poder. Un movimiento de resistencia se puede definir como un conjunto organizado de acciones y actividades colectivas llevadas a cabo por individuos o grupos con el objetivo de oponerse a una autoridad, sistema o política percibida como injusta u opresiva, es un fenómeno social que refleja la búsqueda de justicia y equidad, movilizando a las personas para enfrentar y desafiar sistemas de opresión o desigualdad.
En la historia, se han presentado algunos tipos de movimientos de resistencia, por ejemplo, el movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos durante la década de 1960, liderado por Martin Luther King que luchó contra la segregación racial a través de protestas pacíficas, marchas y discursos inspiradores; el movimiento anticolonial en la India, donde Mahatma Gandhi promovió la resistencia no violenta a través de la desobediencia civil y movilización de masas; el feminismo, movimiento que busca la igualdad de género y los derechos de las mujeres, abarcando temas como el derecho al voto, la igualdad laboral y la lucha contra la violencia de género; la resistencia también ha tomado la forma de movimientos ambientales que abogan por la protección al medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Activistas como Greta Thunberg han movilizado a millones de personas en todo el mundo, exigiendo acciones concretas para enfrentar la crisis climática.
Un caso que me gustaría destacar es el relacionado con la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, donde ciudadanos y grupos franceses se opusieron a la ocupación nazi. La capitulación del gobierno francés y el colaboracionismo con los nazis generó descontento en muchos franceses. El movimiento se caracterizó por el surgimiento de grupos de resistencia como los «Francs-tireurs et partisans» y la «France libre» liderada por Charles de Gaulle. Los cuales estaban compuestos por personas de diversas ideologías que llevaron a cabo actos de desobediencia civil, sabotajes, recolección de información, protección de judíos y resistencia armada. La resistencia es hoy un símbolo de orgullo nacional en Francia.
México necesita de esos grupos ciudadanos como los que surgieron en Francia, que sin importar ideología o clase social, estén dispuestos a enfrentar a un régimen que se volvió tiránico, con las acciones que en cada contexto se requieran y de acuerdo con la creatividad de cada grupo. La Resistencia es una poderosa expresión de lucha por la justicia y la dignidad humana. La historia demuestra que, a pesar de los desafíos y la represión, la resistencia es una fuerza inquebrantable que continúa inspirando a generaciones en la lucha por un futuro mejor.
Presidente de la Academia Mexicana de Educación
Benjmín González Roaro